El proceso electoral en la República Federativa del Brasil
El proceso electoral en el Brasil, en un sentido más amplio, se refiere a las fases organizativas de las elecciones, comprendiendo también un breve período posterior. Es organizado por la Justicia Electoral (JE por su sigla en portugués), a niveles municipal, estadual y federal. En el ámbito federal, la JE tiene como instancia judicial máxima el Tribunal Superior Electoral (TSE por su sigla en portugués), con sede en Brasília. En cada estado de la Federación y en el Distrito Federal hay un tribunal regional electoral (TRE por su sigla en portugués), y también jueces y juntas electorales.
La Justicia Electoral, organiza, fiscaliza y realiza las elecciones reglamentando el proceso electoral, examinando las cuentas de los partidos y candidatos en campañas, controlando el cumplimiento de la legislación pertinente en el período electoral y juzgando los procesos relacionados con las elecciones.
Aunque las etapas de votación, escrutinio y divulgación de los resultados sean las más conocidas, el proceso electoral tiene otras fases muy importantes como el registro electoral, la etapa de candidaturas, la rendición de cuentas y logística electoral. Existe aún la fase poselectoral, que comprende, entre otras actividades, la entrega de diplomas a los ciudadanos electos.
En todo el proceso electoral, hay mecanismos para asegurar la normalidad de las elecciones, la seguridad del voto y la libertad democrática. Por esos criterios, la República Federativa de Brasil se tornó referencia mundial en materia de elecciones.
Entre esos criterios, se destaca el uso de la urna electrónica brasileña, que permitió, desde el año 2000, que las elecciones pasaran a ser totalmente informatizadas.
En 2008, el sistema biométrico de identificación del elector pasó a ser adoptado en algunas localidades y, desde entonces, la Justicia Electoral viene realizando gradualmente la reinscripción con la biometría de todo el electorado brasileño. Hasta julio de 2020, más de 119 millones de electores tuvieron sus huellas digitales registradas por ese sistema, representando otro gran avance en la garantía de la seguridad del voto en Brasil.